En los últimos años, las cadenas de suministro del mundo han experimentado niveles de crisis sin precedentes en la historia moderna.

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Antes de la pandemia, las tensiones internacionales, el empuje hacia economías y políticas más sostenibles, entre otros factores, estaban generando estrés en las cadenas de suministro mundiales. La pandemia de covid-19 fue la gota que derramó el vaso.

El flujo, transporte y transformación de materias primas, insumos y productos no puede hacerse en su totalidad desde el hogar. Las empresas se vieron obligadas a salvaguardar la salud de sus colaboradores restringiendo el trabajo presencial, lo que llevó a una disminución de la demanda de ciertos productos y servicios que antes eran estables. Esto agregó variabilidad a la demanda, mientras que, por otro lado, las empresas se vieron obligadas a trabajar con personal y recursos limitados o con prácticas para las que no estaban preparadas. Esto agregó más variabilidad a la oferta, generando un efecto de látigo (bullwhip effect) debido a la dependencia entre las cadenas globales.

En un intento por inventariar, el almacenamiento mundial está colapsando mientras que los puertos logísticos están en caos y a su capacidad máxima. La falta de oferta de personal de transporte de carga también está impactando en la disponibilidad, tiempos y precios de la logística global. Todos estos impactos tardaron en reflejarse. La crisis e inflación de los últimos meses tienen en parte origen en estas ofertas y demandas que no se han podido equilibrar. Las cadenas de suministro no podrán volver a ser como eran previas a la pandemia, al menos no en el mediano plazo.

¿Qué podemos aprender de esto? Según Yuval Noah Harari, se requiere una urgente atención y políticas para cuidar la infraestructura de telecomunicaciones y logística del mundo. La infraestructura tecnológica y logística es de suma importancia para el desarrollo y sustentabilidad de las cadenas de valor y suministro.

En resumen, se requiere un enfoque en la modernización de las cadenas de suministro, no solo en la capacidad física, sino también en la tecnología que permita la inteligencia, planeación, incremento de la resiliencia y automatización de los procesos de suministro.

Idealmente, las empresas deben buscar proveeduría local, diversificar los suministros, invertir en capacidades y tecnologías de almacenamiento y tener mejores sistemas y tecnologías para soportar la incertidumbre en las cadenas de valor y suministro. Desafortunadamente, algunos sectores no han podido realizar los ajustes necesarios y se ven afectados, mientras que otras empresas que se han enfocado en renovarse ante la incertidumbre están navegando de manera más ordenada estos tiempos difíciles y tienen más probabilidades de éxito y crecimiento.

 

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